08 noviembre 2014

Cantarelli

A mediados de septiembre de 1933, debutaba en el Teatro Casino de Buenos Aires el mago Cantarelli, que llegaba desde Alemania después de triunfar en los principales escenarios europeos. Se afirmaba que el ilusionista había obtenido premios en manipulación y en ilusionismo con aparatos, en un concurso realizado en Berlín a fines de 1923, donde habían participaron 24 profesores internacionales.

Libro de los Misterios
El show se dividía en tres partes, la primera dedicada a efectos de magia e ilusiones, donde ejecutaba el acto de la mujer atravesada por 15 sables similares a los que usaba la policía, y que habían estado en exhibición en el vestíbulo del teatro. Continuaba con efectos varios, entre ellos el Libro de los Misterios. Una hora de alegría, intriga y misterio.

La 2ª parte constaba de experiencias de telepatía, sugestión, y transmisión del pensamiento.

En el Sueño de la India, ejecutaba una serie de experiencias de hipnosis y sugestión con los espectadores, tratando de demostrar ciertas facultades de clarividencia que existen en las personas, pero que solo son alcanzables bajo ciertas condiciones.

Para probar la seriedad de las mismas, el artista utilizaba un interesante recurso publicitario. En cualquier lugar que actuara, Cantarelli publicaba un desafío en los periódicos: por medio de la transmisión del pensamiento, y utilizando un espectador como médium, trataba de encontrar cualquier objeto escondido no solo en el teatro, sino en cualquier lugar de la ciudad. De fallar en el intento, ofrecía $1000 de recompensa.

Cantarelli con ojos vendados y guiado por un espectador
medium, dispuesto a encontrar un objeto escondido en el teatro
En cierta ocasión, intentando encontrar un objeto escondido en las calles de Buenos Aires, fue detenido y llevado a la comisaria debido al caos de tránsito que se producía por la multitud que se congregaba, y además, porque la policía estimaba que su trabajo era un fraude, pero fue liberado, porque utilizando como médium a un agente de policía encontró en la misma dependencia policial, un objeto escondido por un alto funcionario: un plumero que utilizaban para la limpieza.

La tercera parte resultaba algo trágica, sumamente macabra. Se advertía y se daba oportunidad en ese momento a las personas impresionables para que se retiraran de la sala para evitar ataques de pánico.

Se trataba de la Mujer Ajusticiada o El Milagro de Satán, efecto que causaba tal impresión, que a pesar de las recomendaciones, los periódicos informaban de los varios desmayos que se producían.

Era una famosa ilusión que había sido presentada por el mago polaco Horace Goldin dos años antes en Londres.

Una mujer que yacía acostada sobre una tabla de madera a la vista del público sin cortinados u otro tipo de ocultamientos, era aserrada por una enorme sierra circular giratoria de 1,30 metros de diámetro.

El giro a altas revoluciones de la gigantesca sierra, el ruido de las cuchillas dentadas al cortar la madera, y el desgarramiento de las ropas de la ayudante en el silencio del teatro, generaban una emoción indescriptible. Un momento de tensión escalofriante que culminaba con el cuerpo de la mujer dividido en dos partes.

La Mujer Ajusticiada


El "Verdugo" y la "Ajusticiada"
Pero al instante lo macabro quedaba superado, porque el mago con sus pases y conjuros, devolvía la vida a la ayudante con su cuerpo sano y sin heridas. El público ya relajado aplaudía a rabiar.

La Ajusticiada era nada menos que su esposa Marta, de quien se comentaba que era argentina. Según el mago, no disponía de otra persona cuyas condiciones psico-nerviosas, le permitieran tolerar sin peligro para su vida la gran cantidad de fluido magnético concentrado en su cuerpo.
Cantarelli en escena
De acuerdo a las afirmaciones periodísticas, creíbles o no, Cantarelli realizó una experiencia de sugestión colectiva: llegó al teatro media hora después de la hora anunciada para el comienzo, y pidió disculpas al público que protestaba en forma airada. Pero de inmediato solicitó que cada persona observara atentamente la hora en su reloj, y ante la extrañeza de todos los espectadores la hora era exactamente la de comienzo del espectáculo.

Conocida como la Leyenda del cambio de la hora, se le atribuye al mago italiano Pinetti la presentación de este efecto de “sugestión colectiva”, donde la hora de los relojes de los espectadores se atrasaba y se adelantaba a voluntad del ilusionista.

Cantarelli continuó sus actuaciones en las ciudades de Rosario, Santa Fe, Córdoba, y Tucumán.

En Rosario se presentó en el ya desaparecido Teatro Colón ubicado en Corrientes y Urquiza, donde también realizo algunas funciones para niños.

Tres horas en el Reino de las Maravillas era el nombre de la matiné infantil. La crónica periodística comentaba: ...los chicos se resistían a regresar a la realidad diaria después de viajar por un sueño mágico. La increíble magia de Cantarelli les hacia olvidar sus pequeñas tragedias infantiles: ir a la escuela, hacer los deberes, levantarse temprano, y lavarse la cara...
Matiné infantil en el Teatro Colón de Rosario. Obsérvese a los
niños y a los músicos de la orquesta junto al escenario
Sabemos los magos locales que el público rosarino siempre fue algo difícil, y aún más los pequeños niños. En una matiné infantil la desconfianza del público menudo comenzó a hacer crisis, y ante un pase mágico, algunos chicos comenzaron a corear...es trampa..., es trampa... El mago entonces llamó a varios niños al escenario para que controlaran de cerca. En determinado momento que debía aparecer un objeto previamente desaparecido, uno de los chicos grito: está en el bolsillo, yo lo vi, yo lo vi (los magos que lean esto entenderán la situación), y alguno más osado hasta intentó meter la mano en el bolsillo del mago.

Cantarelli con cara de circunstancia, resignado y afligido, le dijo al ayudante que lamentablemente había sido descubierto, lo peor que le puede ocurrir a un mago, y pidió al niño que sacara el objeto del bolsillo.

Algunos ya disfrutaban el fracaso del mago, pero la sorpresa del público y la risa general llegaron, cuando el pequeño ayudante retiró del bolsillo una zanahoria gigante. Un verdadero chasco para el ayudante. Final brillante para una rutina infantil.

De retorno a Buenos Aires, actuó en los Teatros Marconi, Corrientes y Buenos Aires, y en el Cine Teatro Pueyrredón del barrio de Flores, pasando luego a Uruguay y a Chile.

En un programa de mano, un pequeño librito con el título de Misterios del Mago Cantarelli, se enuncian 80 efectos mágicos con los cuales el artista afirmaba poder realizar tres espectáculos de cerca de 3 horas de duración cada uno, además de otros 60 adicionales con los que podía completar otros dos espectáculos.

De esta manera concluyó la temporada 1933/34 en Argentina.

Alfredo Cantarelli, fue el nombre artístico de quien nació como Alfred Maximilian Mundt en los primeros años del siglo XX en el norte de Brasil. Descendiente de padres alemanes y educado en Berlín, desde pequeño sintió inclinación por las experiencias de fenómenos psíquicos, y eso fue lo que ayudó en su carrera profesional.



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