Casino Royale de 1967
Las intenciones del productor eran contratar a Sean Connery para el papel del agente 007, pero las aspiraciones de Sean fueron algo desmesuradas para la época: U$D 1.000.000. En esas circunstancias, intentó generar un tipo de sátira o comedia relacionada con el espionaje.
El elenco quedo entonces integrado por David Niven (James Bond), Peter Sellers encarnando el papel de un jugador profesional y muy habilidoso de bacarat, que se hace pasar por Bond en un determinado momento, y Orson Welles (Le Chiffre), un villano tramposo, y también experto en juegos de cartas, que utiliza trucos de magia y quien espía las cartas de sus contrarios con lentes infrarrojos. También actúan Woody Allen y otros famosos.
Hubo muchísimos conflictos artísticos y de todo tipo durante el rodaje. La película se dividió en tramos con cinco directores trabajando en forma independiente, con cada uno de ellos a cargo de cierta parte del film, pero sin saber que hacían los demás; una falta de trabajo en equipo. Hubo 3 guionistas que aparecen en el reparto, pero hubo por lo menos otros 5 o 6 a los que no se les dio crédito. Todos los hechos mencionados más otros, concluyeron con una película algo incoherente y absurda, y con una crítica lapidaria. En el final aparecen indios arrojándose desde aviones, un escuadrón de gaiteros escoceses, un plato volador, no falta Frankenstein, cow boys, y otras incoherencias similares.
Sellers generó muchos inconvenientes durante el rodaje, uno de los cuales fue su negativa de hablarle a Orson Welles en las escenas en que debían aparecer ambos en una partida de bacarat (donde aparece la magia), por lo cual esas partes del film debieron rodarse en forma separada, con un Welles hablando a un inexistente Sellers, y viceversa.
Los consultores mágicos
El mago inglés David Berglas fue contratado como consultor mágico por 3 semanas, pero su trabajo dado el desorden imperante se extendió a 10 meses. También su asesoramiento se refirió a todo lo que tuviera que ver con casinos y juegos de naipes en los cuales era un experto. Lo asistieron Patrick Page por dos semanas y Ali Bongo durante 3.
En una escena entre 1h 13’ y 1h 20’ (aproximadamente) de comenzado el film, se enfrentan en una partida de bacarat los personajes de Welles y Sellers, y aquí es donde hay escenas de magia.
La magia
En su libro The mind & magic of David Berglas, el mago inglés relata con detalles todo tipo de anécdotas ocurridas en el set de filmación. Por razones de espacio solo se enumeran en este escrito unas pocas.
Algunos de los efectos mágicos que debían aparecer en la batalla mágica entre Sellers y Orson durante la partida de bacarat eran:
- Una ficha saltaba de las manos de Sellers e iba a parar al ojo de Welles, quedando insertada en su ojo como un monóculo.
- Una silla de ruedas totalmente trucada para Welles, que además de dispensarle tragos, y cigarros, lo ayudaba en sus trampas en el juego al entregarle cartas para ganar.
- Sellers hacía aparecer un huevo y lo convertía en paloma, y a continuación Welles aparecía un huevo de avestruz más grande y producía un enorme águila.
- Orson tomaba una lamparita de un candelabro y la usaba como bola de cristal, donde podían apreciarse algo así como un desfile de artistas de circo, los cuales aparecían entonces dentro del propio casino.
Berglas (izquierda) asesorando a Welles. Ali Bongo cruzado de brazos escucha atento. |
Berglas muestra a Orson el manejo de palomas |
Aparición de banderas de naciones |
Anécdotas mágicas
Ali Bongo relata que uno de los efectos era un cambio de pañuelo a bandera británica, pero como nunca lo habían mencionado, y dado el caos imperante pensó que no se realizaría. Un día en forma imprevista, Welles dijo que en esa jornada realizarían el truco de la bandera, y lo haría con su propio pañuelo color borgoña. Bongo debió salir corriendo al departamento de vestuaristas, y con algunas costuras rápidas pudieron armar el efecto.
Otro día y en forma intempestiva uno de los productores le pregunto a Berglas como sería su plan para hacer desaparecer a Welles. Hasta ese momento nunca había aparecido en el guion esa escena, ni se había hablado de ello, pero las cosas cambiaban tanto y tan rápidamente que todo era posible. El equipo mágico pensó en hacerlo desaparecer junto con la silla de ruedas en una pagoda. Se construyó la pagoda (a partir de un croquis muy elemental realizado por Bongo en una servilleta de papel) en menos de una semana, con mucho lujo y muy bien decorada, pero muy grande y muy pesada. Cuando Berglas le comento la idea a Orson (quien tampoco sabía nada), este se negó, y propuso que lo que desaparecería seria la pagoda y no él. La palabra de Orson no se podía contradecir. Todo fue desarmado, y finalmente quedo en la nada.
Los 10 meses de trabajo le significaron muy buen rédito económico a Berglas, pero toda la inventiva y creatividad de su trabajo no pudo observarse en el film.
Cuenta Berglas que bastante tiempo antes de la filmación de Casino Royale, mientras animaba una reunión, uno de los efectos realizados era retirar una bombilla de luz de un candelabro, y luego de retirada del artefacto la encendía en sus manos. Sellers que se hallaba presente en aquel festejo le pidió al mago que le enseñara el secreto, a lo cual Berglas se negó. Sellers volvió a insistir en forma más agresiva, comentando que se lo quería mostrar a su pequeña hija.
Resultado: otra negativa del mago, y un Sellers muy molesto con la contestación recibida.
Ese hecho fue seguramente lo que generó que durante la filmación de Casino Royale, en distintas tomas en que se había magia Sellers realizara comentarios sarcásticos después de las intervenciones de Berglas, quien también actuaba en el film como jefe de la partida de bacarat, lo que al mago le resultó bastante humillante. Sellers no olvidaba la no revelación del secreto.
Años después en una ceremonia de una Organización de caridad donde ambos estaban presentes, Sellers abrazó a Berglas y le comentó algo así como “fui muy duro con Usted, no?”, no haciendo ningún otro comentario, pero ambos sabían que se refería a la filmación de Casino Royale.
Después de este gesto, comenta Berglas que ambos quedaron como buenos amigos.