04 mayo 2012

Thauma

Thauma, una inglesa con un rostro toda belleza, recorría el mundo presentando una ilusión que dejaba atónito al público.

Muy seguramente Thauma, era un nombre de fantasía, que respondía más al nombre de la ilusión, que al suyo propio.

Llegaba a Rosario procedente desde Montevideo y Buenos Aires, donde había causado una sensación notable.

A pesar de contar la ciudad con el amplio Teatro Olimpo, el lugar elegido para la exhibición, fue un local que había ocupado el Hotel de la Paz.

Pero aclaremos un poco más: la curiosidad consistía, en que la mujer no tenía piernas, y solo se observaba su busto sobre un pequeño trapecio colgado del techo mediante cadenas.

El espectáculo era tan desconcertante, que difícilmente podía explicarse el público, como una mujer sin piernas quedaba suspendida en el aire.

La dama iluminada por una brillante luz, podía ser observada por el público a tan corta distancia, que le permitía entablar un diálogo con ella.

Para reforzar el efecto, y que nadie sospechara de piernas ocultas o disimuladas debajo del busto, un asistente pasaba una vara de madera, y hasta llegaba a apuñalar el espacio etéreo con una gruesa espada por debajo y alrededor de aquel semicuerpo, para demostrar que no había engaño ni parte oculta en esa zona.

Thauma sonreía, hablaba, cantaba, y hasta besaba a los bebes que le acercaban.

El “busto flotante” como lo denominaban algunos, fue una ilusión asombrosa, que originó un nuevo principio en la magia, que se utilizó con mucha simpleza en ese momento, pero que luego fue desarrollado con interesantes resultados.

El Dr. Lynn, un reconocido mago de su tiempo (fines del siglo XIX), fue quien inventó aquel efecto mágico al que llamo Thauma, y de acuerdo al historiador Jim Steinmeyer, lo presentó por primera vez en el Folies Bergere de París a fines de 1870, y luego lo mostró por todo el mundo.

Volviendo a nuestra historia en Rosario, aquella presentación contaba con un cicerón, quien daba algunas explicaciones referentes a tan extraordinaria imposibilidad.

Los horarios de exhibición eran restringidos, de 4 a 6 y de 8 a 10 p.m. Seguramente era una prueba difícil, que exigía un estado físico impecable.

En los avisos, se insistía que Tahuma era la mutilada original.

La denominación de original, se debía a un curioso hecho relacionado con la inglesa y con su ilusión, el cual fue relatado por el periódico local La Capital.

El tema es que mientras la ilusión se exhibía en el Teatro Nacional Buenos Aires, dos españoles encargados de la limpieza y de la boletería del lugar, no tuvieron mejor idea que forzar las instalaciones donde se guardaba celosamente la ilusión.

Su deseo de lucro, pudo más que su dignidad.

Analizado el aparato, y ya en conocimiento de su secreto, construyeron uno igual, y viajaron a Rosario anunciando el espectáculo en el Teatro Olimpo.

Agregado a lo anterior, los carteles de propaganda distribuidos por la ciudad, y que los españoles no pagaron, fueron mandados hacer a la imprenta misma de La Capital, que como consecuencia lógica, se encargó de publicar bien en destacado, la noticia de morosidad por parte de los “empresarios”.

Los españoles la hicieron completa, aunque no demasiado bien.

Decía el comentario periodístico,  “ …….. los industriosos caballeros dieron fiasco, pues tuvieron que irse con la música a otra parte, y hoy no sabemos donde se encuentran  parodiando el curioso espectáculo que presenta en Rosario Miss Thauma ………”

Escribía el articulista, que todo lo explicitado en el periódico, provenía de su propia investigación, y del mismísimo propietario del Teatro Nacional de Buenos Aires.

El tema seguía en las noticias, y La Capital  volvía a su tratamiento, publicando una noticia de Miss Shauwa, nombre de la mujer que exhibían los españoles:

.... la señorita Miss Shauwa, mujer mutilada, junto con los españoles, se ha ido con la música a otra parte. Llegó al Rosario, y a las primeras de cambio con Miss Thauma, debió levantar campamento y retirarse a Santa Fe. Hubiera sido muy curioso que las dos mujeres mutiladas se hubieran dado de mojicones y mordiscos, y también de puntapiés, aunque carecen de pantorrillas.”

Cumplido su espectáculo en Rosario, seguramente Thauma debió dirigirse a cualquier lugar menos a Santa Fe, para evitar tener que demostrar que era la original, y no su plagio.
Colección Mike Caveney

Lo que se aprecia en la imagen, es lo que deben haber disfrutado los rosarinos y otros tantos espectadores del 1800, en el espectáculo de la bella inglesa.

En el 2011, en la Conferencia Europea de Historiadores de Magia, tuve ocasión de presenciar una conferencia de Jon Marshall, quien disertó  acerca de esta ilusión. Jon comentó y presentó material y fotografías del desarrollo, incluidos los modelos, que debió realizar para luego exhibirla en sus presentaciones.

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